sábado, 9 de abril de 2011


Odio cómo me hablas
y también tu aspecto.
No soporto que conduzcas mi coche
ni que me mires así.
Aborrezco esos tenis que llevas
y que no leas mi pensamiento.
Me repugna tanto lo que siento, que hasta me salen las rimas.
Odio, odio que me mientas, y que tengas razón.
Odio que alegres mi corazón.
Pero aún más odio que me hagas reír
y odio que me hagas llorar.
Odio no tenerte cerca
y que no me hayas llamado aún.
Pero sobretodo odio no poder odiarte,
Porque no te odio.
Ni siquiera un poco.
Nada en absoluto.

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